Hace un tiempo oí parte de una conversación que encuentro relevante para los acontecimientos de los últimos días. Una pareja hablaba de igualdad, diversidad e inclusión: Él: "Sí sí, vos muy pro igualdad e inclusión. Hasta que te toque compartir un baño con un mae trans y te vas a morir de la angustia" Ella no le pudo contestar, probablemente porque en efecto concedió que en tal situación se sentiría sumamente incómoda. Creo que comprendo el sentimiento que secuestró a la señora. ¿Quién no ha sentido incomodidad ante el encuentro de alguien diferente? Alguien a quién es difícil comprender. Alguien que la sociedad ha satanizado. Estoy segura que en el momento en que su esposo le soltó "la verdad" fue inevitable para la señora que su cerebro le enseñara una persona con las peores características de un estereotipo. Estoy segura que ella pensó en un tipo, rudo, sucio, exhibicionista, grosero, alguien que no la respetara, que tal vez le dijera alguna groser...
Siempre he comido naranjas con sal. Con el tiempo he descubierto que es algo peculiar. Sin embargo no me molesta que ve vean raro, o me digan que estoy loca y a pesar de haber tratado otras formas no cambio la mía. Así que, después de algunos años de vivir lejos de mi pueblo: Naranjo...naranja con sal es un recordatorio de quién soy, de donde vengo, de ser como soy, de que todos vivimos diferente. Y así son los escritos aquí: para mí, para nadie, para los aventureros, para el que quiera leer.