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Mostrando las entradas de mayo, 2009

A esta parte de mi vida...

"A esta parte de mi vida la llamo... felicidad" esa frase de la película "En busca de la felicidad" me llamó mucho la atención y quedó guardada en mi cabeza... tal vez cuando me siento optimista me gusta pensar que todo mundo tiene uno que otro instante en la vida que puede llamar felicidad.... y yo creo que hoy uno de esos instantes llegó hasta mí... Hace mucho tiempo, cuando ni siquiera me importaba cuántos años tenía, los domingos en las tardes mi papá me decía "vamos al bajo" (centro de la metrópolis de Candelaria de Naranjo), en aquella importante ciudad... practicamente lo único que se encontraba era uno que otro bar o tal vez una sodita... Un fresco y algo para comer... tal vez una fanta y una chalupa y el rato que pasaba con mi papa hacian del domingo la tarde más esperada... Cuando uno tiene esa edad indefinida quizá ni cuenta se da de donde salían la chalupa y la fanta, ni lo que significaba que los papás tuvieran un rato para pasar con uno... ah...

A punta de 4 gritos...

Creo que no tengo muy buenas habilidades sociales, la verdad me da un poquito de vergüenza cuando tengo que lidear con la gente, siempre intento al máximo no molestar a la gente que brinda algún tipo de servicio... a pesar de que sé que a final de cuentas ese es su trabajo... Precisamente por eso es que me decepciona tanto como funcionan las cosas en este país. Cada vez que uno va a hacer un trámite, por lo menos yo siento que es como ir a mentarles la madrecita a los individuos en los puestos, lo ven a uno con una cara de estar chupando limón ácido que ni se diga... y Dios libre a uno se le ocurra preguntar algo o no saber algo... y ellos tengan que gastar su preciosa saliva mandandolo a uno a otra ventanilla... pero bueno digamos que esos son gajes de oficio y todo mundo tiene sus días nublados... Lo que en realidad me molesta es que la formula para evitar filas kilometricas, trámites burocráticos, esperas interminables, entre otros, sea ir a pegar cuatro gritos a lo que más de l...

Crecer duele...

Dejé de vivir en la casa de mis papás cuando tenía dieciocho, desde hace año y medio vivo sola, tengo canas, voy al doctor sola sin que nadie me diga, pasé por una pequeña cirugía, tengo un trabajo estable, me toca lidear con enredos de plata, tarjetas de crédito, préstamos, hasta voy a terapia... La lista sigue y sigue, la lista de cosas que se le pueden atribuir a un adulto, a pesar de tal lista, creo que siempre me negaba a verme como un adulto. Recientemente decidí comprar un carro... y la verdad me dio por pensar que ese era el tope de mi lista, no más negar que he crecido, tengo que lidear con todas estas nuevas responsabilidades (que todo el mundo se ha encargado de recordarme amablemente), tengo que hacer los exámenes (y demás asuntos burocráticos) que nadie más puede hacer por mí, tengo que pagar el carro, tengo que tener cuidado para evitar accidentes, cuidar de mí y de no hacerle daño a nadie más... se siente mucho para mí. Pero... sí hay un pero... me he dado cuenta que lo...